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Se dice que el verdadero baloncesto no se juega en las pistas de la NBA. Que los mejores jugadores nunca han estado en unos ‘playoffs’, que para demostrar que eres el mejor tienes que brillar en la calle. Rucker Park, en la 155th y la 8ª Avenida de Nueva York, es la cancha más importante del planeta desde 1965. Por allí han desfilado algunos de los rostros más famosos de la NBA, otros desconocidos, pero todos han contribuido a extender la leyenda del streetball. El 1 de agosto de 2011, Kevin Durant escribió su propia página en el barrio de Harlem, al anotar 66 puntos en 40 minutos, con cuatro triples consecutivos que hicieron llevarse las manos a la cabeza a los que disfrutaron de aquella tarde antológica.

Muchos murieron prematuramente en algún tiroteo callejero, otros se engancharon a la droga… Joe ‘The Destroyer’ Hammond, Raymond Lewis, Herman ‘Helicóptero’ Knowings, Richard ‘Pee Wee’ Kirkland, Lloyd Daniels o Earl ‘The Goat’ Manigault nunca consiguieron un anillo. Lo que sí hicieron fue ganarse el respeto de la gente sobre el asfalto de Nueva York. Lo mismo que hizo Kevin Durant el verano de 2011. Pero algo que no había hecho ninguna de las estrellas que ya habían pasado hasta entonces: Wilt Chamberlain, Kareem Abdul Jabbar, Julius Erving, Nate Archibal, Kenny Anderson, Kobe Bryant

Con la ropa preparada en la mochila esperó sentado su turno hasta que se puso el 21 a la espalda. Estaba más nervioso de lo normal, había soñado con jugar en Rucker Park toda su vida. Ya había sido dos veces máximo anotador de la NBA (en 2012 consiguió el tercero) pero sabía que allí era donde jugaban los hombres. Donde tenía que demostrar su valía.

No anotó en sus tres primeros intentos de canasta. No desesperó y con un grito para celebrar un mate, era su cuarto punto, se encendió la mecha. Había comenzado la exhibición que pasaría a la historia. Admirador de Vince Carter cuando era pequeño voló sobre el aro, entró a canasta y anotó de cualquier manera. Parecía estar repitiendo lo que tantas veces había hecho con uno de sus juegos favoritos en la vídeoconsola. El NBA Live se quedó pequeño para la clase magistral que estaba dando.

Todo el partido sobre la pista, los 40 minutos, para convertir nueve triples, 66 puntos (su máxima anotación en la NBA son 51 el 12 de febrero de 2012) y quedarse a sólo dos del récord del torneo de Steve Burtt Jr. Y lo pudo haber conseguido si el partido no hubiera finalizado a falta de poco más de 40 segundos porque el entrenador rival, Lil Rah, retiró a su equipo de la pista tras haber sido descalificado por lanzar una botella de agua contra el suelo. Otra anécdota más para un día grabado a fuego en la historia del streetball de la ciudad de Nueva York.

Al acabar el partido, Durant explicó lo que había supuesto esa tarde. «Sin metir, acabo de pasar uno de los mejores momentos de mi vida en Rucker Park. Wow. Me encanta Nueva York». Ahora, la pregunta es clara: ¿Cuándo volverá Kevin Durant a Rucker Park?

  • Película (¿español?) sobre Earl ‘The Goat’ Manigault, el que dicen que ha sido el mejor jugador de siempre.